Prueba

6.2.07

La inmortalidad del cangrejo

En realidad tenía planeado muchas cosas para escribir en este martes bloggero pero en el fin de semana las ideas desaparecieron. Tantas fueron las cosas que escuché sobre todo, que hora tras hora pensar en un tema fijo era imposible.

Religión, museos, six flags, películas, vicios, drogas, amor y desamor, sinceridad con uno mismo y con el mundo, sueño, puentes, vacaciones, viajes, divorcio, infancia, comida, días nublados, amigos, relaciones, sexo, preservativos, chamba, artículos, indecision, miedo, aventura, independencia, mentiras, hipocresía, inocencia, y más. Todo lo que vi y viví en casi cuatro días confunderon mi cabeza y aún no puedo definir algo.

Detesto que este tipo de cosas me ocurran, porque el miedo embarga mi ser, al pensar que mi imaginación es tan poca que no puedo crear algo diferente, más que hablar de lo que no puedo hablar.

Mis pensamientos son extraños, sí, en estos días me han salvado de cometer errores, los cuales afectarían parte de lo que ahora estoy soñando y trabajando para conseguirlo. Ganas de gritarle al mundo sus verdades, también eso me ha ocurrido, ansío decir a todo pulmón mis pensamientos, pero hay veces que es mejor guardar un poco de silencio y esperar a que un valiente diga lo que uno tuvo que callar.

Ganas de hablar de nada, eso también me gusta, me encanta, lo disfruto. En ocasiones tanto hablar o escribir sobre ciertos tópicos agotan y prefieres una conversación, de esas que sólo puedes tener con ESA persona que te entiende aunque no digas nada, auqnue ni siquiera hables.

Jugar un juego de mesa esos sábados en los que no hay plan, Dios!, cómo disfruto de hacer eso, reir hasta llorar, tragar frituras y después ver una película, de esas que no te hacen pensar, de esas que son para ver y fin. Pasar un día en pijama, fumando, comiendo pizza entre los edredones, besitos entre comercial y una buena siesta a plena luz del día. Todo esto me provoca tanta tranquilidad que olvido lo que tengo que pensar, lo que tengo que escribir, lo que tengo que hacer , sólo me resta soñar.

Vale la pena y lo recomiendo, hay momentos en que esta hermosa ciudad de México tiene mucho que ofrecer dentro de la propia casa. Simplemente consiga un bun acompañante, póngase ropa cómoda y empiece a disfrutar. Aunque usted no lo crea, lo vivirá todo, pensará sobre todo y seguro aprenderá algo nuevo, de eso no me cabe la menor duda. La entrada es libre y no incluye comida. Le sugiero cualquier servicio a domicilio, no se arrepentirá. Alquile una buena peli o documntal y disfrute del arte kitsch de la ficheras en el canal 9, duerma tranquilo y olvidelo todo, disfrute de la familia, y si tiene un blog y debe escribir sobre algo, escriba sobre nada, nadie lo entenderá y tal vez dejen de visitar su espacio bloggero, pero la dicha de pasar un fin e semana tan lleno de contenido y a la vz tan huevon, definitivamente vale la pena.

Así es mi estimado lector, pensar en la inmortalidad del cangrejo es lo mejor si se vive en el pleno de estrés, de ésta, nuestra divina ciudad.

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